Warren Buffet nos “alertó” de que los gobiernos están mimando a los súper ricos [1]. Ahora el New York Times nos informa de que los medios de comunicación también lo hacen. Es lo que nos dice en este interesante artículo al referirse a Emilio Botín. Qué suerte tenemos de que Botín no sea uno de los mejores clientes de los medios de comunicación internacionales. En ellos sí podemos informarnos de su juego sucio. La traducción del texto, la negrita y las notas al pie de página son cosecha propia.
"La riqueza secreta de un banquero"
"A Banker’s Secret Wealth". Por Landon Thomas Jr. y Raphael Minder.
Publicado en el New York Times el 20 de septiembre de 2011
Emilio Botín es un banquero español multimillonario conocido por llevar las riendas con firmeza. Emilio Botín pide cada año a sus responsables de crédito del Santander (uno de los mayores bancos europeos) que hagan una excursión a su residencia de veraneo para informarle de los riesgos del crédito. Y pide explicaciones a los jefes de su fundación caritativa, euro a euro.
Pero hay una cuestión no menor que el Sr. Botín no ha podido controlar: una cuenta secreta en un banco suizo abierta hace mucho por su padre, que llegó a tener un volumen tal que cuando las autoridades españolas la descubrieron el año pasado, el Sr. Botín y otros familiares pagaron 200 millones de euros en impuestos para evitar cargos por evasión fiscal.
Por solicitud de los inspectores de hacienda, un juzgado español está investigando si la cantidad pagada es suficiente, teniendo en cuenta la cantidad de dinero guardada en el extranjero. Expertos en impuestos en España dicen que la cuenta bancaria podría llegar a tener 2.000 millones de euros. El juzgado también ha dicho que los investigadores necesitan más tiempo para analizar la documentación aportada y determinarán si le imputan por falsedad documental.
Un abogado de Botín, Jesús Remón, dijo que la familia está cooperando con la investigación y que estaba “completamente al corriente de sus obligaciones fiscales tras el pago voluntario” del año pasado. También dijo que ningún miembro de su familia había sido imputado.
Los problemas de evasión de capitales llegan al mismo tiempo en que se intensifica el debate sobre si los gobiernos deben pedir más impuestos a los ricos. El lunes, el presidente Obama pidió eliminar privilegios a los impositores más ricos en Estados Unidos.
El pasado viernes, el gobierno español reintrodujo un impuesto para ricos que habían eliminado tres años antes, y esperan recaudar unos 1.080 millones de euros de los impositores con más de 700.000 euros en bienes. Los ricos españoles no han pedido públicamente más impuestos, y el Sr. Botín el viernes dijo a los periodistas que “me parece muy mal la recuperación” del impuesto para ricos.
A diferencia de otros países europeos, donde los banqueros son figuras en gran parte anónimas, el Sr. Botín tiene mucho poder en España. A pesar de que evita los eventos sociales y no hace muchas declaraciones públicas, su influencia se percibe como de gran alcance. Y ha sido capaz de tener el control del Santander a pesar de que su familia sólo controla un 2% de sus acciones.
Ni la justicia ni la familia ha dado detalles sobre cuánto dinero hay en la cuenta bancaria del banco suizo o sobre cómo ha crecido la cuenta a lo largo del tiempo. El Sr. Remón, el abogado, tampoco ha declarado si el Sr. Botín estaba al tanto de la cuenta bancaria.
Lo que se sabe del padre del Sr. Botín, que también se llamaba Emilio, es que dejó España llevándose parte de su riqueza a finales de 1936, tras el inicio de la Guerra Civil Española, por temor a lo que muchos españoles esperaban que sucediera.
Un anciano Sr. Botín pasó unos meses en Londres antes de irse a Basel, Suiza, y volvió a España para volver a tomar la dirección del banco que había llevado desde 1933. Pero así como él volvió a España, el dinero que se llevó a Suiza no lo hizo. El padre del Sr. Botín murió en 1993. El año pasado, el gobierno francés facilitó a España datos que había obtenido de Hervé Falciani, un ex-empleado de una subsidiaria del banco suizo HSBC, donde figuraban los nombres de casi 600 nombres de titulares de cuentas bancarias secretas. Una de las cuentas bancarias estaba a nombre del padre del Sr. Botín.
En la apertura del sumario, el juez que lleva el caso, Fernando Andreu, destacó “la complejidad de las estructuras hereditarias” de los fideicomisos, fundaciones y otras empresas creadas para supervisar las cuentas. Lo máximo que llegó a decir fue que en la cuenta también tenía un 12% de participación en Bankinter, un banco de tamaño medio en la que Jaime Botín, hermano de Emilio, es el máximo accionista. Ese holding, según el valor actual en el mercado, tendría un valor de 310 millones de dólares.
Los representantes del Sr. Botín han manifestado que la familia ha pagado voluntariamente lo que debe y que el Sr. Botín espera que el gobierno cierre el caso. Parece bastante probable que el Sr. Botín y su familia saldrán absueltos de cualquier delito, cosa que no sorprendería ni a los más críticos con el patriarcado banquero.
“El Santander no es solamente demasiado grande para caer, sino que también es la mejor imagen de marca que tiene España. Nadie en el gobierno, ni en la judicatura ni en cualquier otro sitio va a cuestionarse seriamente lo que hacen”, dijo Antonio Panea, abogado y accionista crítico que infructuosamente lanzó una docena de reproches a la institución[2].
Ninguno de ellos es relevante, dicen los defensores de Botín.
“Estoy convencido de que a los Botín no les motiva el dinero, les motiva el amor a la banca”, dijo Mauro F. Guillén, profesor gerente de la Wharton School en la Universidad de Pensilvania y autor de un libro sobre el aumento del prestigio del Santander. “Si les interesase maximizar su propia riqueza, hubieran diversificado su capital fuera del Santander”.
Luis Arenzana, gerente de Madrid que trabajó en el Santander como inversor en los primeros años 90, dijo: “Algunas de las cosas que ha hecho el Santander estaban en el límite de lo “alegal”, más que ilegal. Pero ser investigado ocasionalmente por posibles conductas incorrectas es un asunto normal en un gran banco. Cualquiera que tenga éxito en España siempre tendrá sospechas de haber hecho algo mal”.
Y sí que ha tenido éxito.
Tras hacerse con el banco de su padre en 1986, el Sr. Botín cogió a sus rivales con el pie cambiado subiendo el interés de sus depósitos y aumentando enormemente la cuota de mercado de lo que había sido un banco medio con presencia internacional mínima.
Mediante una serie de acuerdos, el Sr. Botín pasó de una compra a otra. Además de tener presencia en España, el Santander es dominante en Brasil y en el Reino Unido además de estar creciendo en Estados Unidos con una participación mayoritaria en el Banco Sovereign de Boston.
Esta habilidad para unir y crecer hace que el Santander sea la envidia de los bancos mundiales. Uno de sus competidores, el Barclays, incluso llegó a encargar a McKinsey un estudio sobre cómo lo consiguió, según una persona que conoce el proyecto de consultoría.
Ahora, en lugar de celebrar la extraordinaria proeza de transformar un banco local en un coloso financiero mundial, el patriarca multimillonario se enfrenta a retos que podrían incluso poner en peligro a más de cien años de control familiar del banco.
En muchos aspectos, la crisis financiera ha hecho la mayor parte del daño: las que una vez fueron acciones de muy alto valor, han caído casi un 40% el pasado año. Y mientras la mayoría de los beneficios del banco vienen de América Latina y Reino Unido, el 35% de sus créditos corren peligro en una España devastada por el paro y en una rescatada Portugal.
Los principales medios de comunicación españoles han pasado de puntillas por los problemas fiscales del Sr. Botín, tan solo una ráfaga de noticias cuando se anunció las investigaciones criminales en junio.
Para una gran mayoría, se debe a la idea ampliamente extendida de que no saldrá nada del caso.
Sin embargo algunos periodistas españoles admiten no haber profundizado en el asunto.
“El Santander gasta grandes cantidades de dinero en publicidad y esto influye en el tratamiento que se le da en las noticias”, dijo Salvador Arancibia, un periodista financiero de Madrid que ha cubierto las noticias del Santander desde 1980 y que también ha trabajado en el banco. “Especialmente cuando los medios de comunicación están en esta situación económica tan delicada”.
Uno de los pocos sitios en España donde se critica abiertamente al Sr. Botín es en la Puerta del Sol, la plaza pública que desde mayo ha sido el hogar de las protestas antisistema españolas de los “indignados”[3], o “los enfadados”. Más allá de los eslóganes y los juegos de palabras despectivos sobre el apellido Botín, se mostraba un descontento general.
“Botín es el símbolo de un banquero muy poderoso”, dijo Luis de Miguel Sanz, un profesor de secundaria. “No puede esperar que le admiremos cuando se está investigando su dinero”.
[1] “El tercer hombre más rico del mundo pide subir los impuestos a los más ricos”. New York Times, 14 de agosto de 2011. http://elpanaldeduowen.blogspot.com/2011/08/el-tercer-hombre-mas-rico-del-mundo.html
[2] Intervención interrumpida por Emilio Botín a Antonio Panea en la Junta del Santander. http://www.youtube.com/watch?v=aJ9RNmdg38U
[3] En castellano en el original.