martes, 16 de agosto de 2011

El tercer hombre más rico del mundo pide subir los impuestos a los más ricos


"La gente invierte para ganar dinero, y los impuestos nunca les han asustado. Y a aquellos que argumentan que los altos impuestos dificultan la creación de empleo, les diría que entre 1980 y 2000 se crearon casi 40 millones de puestos de trabajo".

Lo dice Warren Buffet en un artículo de opinión en el New York Times. Buffet es inversionista, empresario y filántropo estadounidense, y se le considera uno de los inversionistas con más éxito del mundo. La revista Forbes lo designa como una de las personas más ricas del mundo. Según sus propias palabras diríamos que se trata de un mega-rico. En este artículo Buffet desmonta los argumentos de los que se oponen al aumento de impuestos a las rentas más altas. Ahí va, no tiene desperdicio.

Dejad de mimar a los súper-ricos


NUESTROS líderes nos han pedido un “sacrificio compartido”. Pero cuando lo pidieron a mí, me perdonaron. Consulté a mis amigos mega-ricos para saber cuánto les habían clavado. A ellos tampoco les habían tocado.

Mientras la clase baja y media de EEUU lucha por nosotros en Afganistán y mientras la mayoría de los estadounidenses pelea por llegar a fin de mes, nosotros, los mega-ricos, seguimos obteniendo impresionantes rebajas fiscales. Entre nosotros hay inversores que ganan miles de millones con las tareas diarias y se nos permite clasificar nuestros beneficios como “intereses sobrellevados”, obteniendo gangas del 15% en impuestos. Otros hacen operaciones a futuro de 10 minutos, donde el 60% de sus ganancias tributan 15%, igual que si hubieran sido inversiones a largo plazo.

Estas y otras bendiciones nos han llovido gracias a que los dirigentes de Washington se sienten obligados a protegernos, como si fueramos unos búhos moteados o alguna otra especie en peligro de extinción. Es bueno tener amigos en las altas esferas.

El año pasado, mis impuestos federales (el impuesto sobre los beneficios, además de los impuestos sobre mi nómina que he pagado y que otros han pagado por mí) ascendieron a 6.938.744 dólares. Parece mucho dinero. Pero lo que pagué era sólo el 17,4% de mis ingresos gravables, un porcentaje bastante más bajo del que pagaron los otros 20 empleados de nuestra oficina. Sus impuestos van del 33% al 41%, con una media del 36%.

El que gana dinero con dinero, como hacen muchos de mis amigos súper-ricos, tiene unos impuestos ligeramente inferiores a los míos. Pero si ganas dinero trabajando, el porcentaje supera al mío, y seguramente en mucho.

Para entender el por qué, hay que revisar de dónde vienen los ingresos del gobierno. El año pasado, un 80% de los ingresos vinieron del impuesto sobre la renta y de los impuestos sobre beneficios. Los mega-ricos pagan impuestos del 15% en la mayoría de sus ganancias, pero prácticamente no pagan impuesto sobre la renta. La historia es distinta para la clase media: en general, están entre el 15% y el 25% de impuestos sobre beneficios, para después golpearles con unos altos impuestos sobre la renta.

En los años 80 y 90 los impuestos a los ricos eran bastante más altos, y mi porcentaje estaba en la media. Según una teoría que oigo de vez en cuando, debería haber renunciado a invertir por culpa de los altos impuestos sobre las rentas del capital y los dividendos.

Ni yo renuncié ni los demás lo hicieron. He trabajado con inversores desde hace 60 años y todavía tiene que llegar el día en el que vea a alguien negarse a invertir por tener que pagar impuestos sobre beneficios, ni siquiera lo he visto cuando los impuestos sobre los beneficios del capital estaban al 39,9% en 1976-1977. La gente invierte para ganar dinero, y los impuestos nunca les han asustado. Y a aquellos que argumentan que los altos impuestos dificultan la creación de empleo, les diría que entre 1980 y 2000 se crearon casi 40 millones de puestos de trabajo. Ya se sabe lo que ha pasado desde entonces: reducción de impuestos y menor creación de empleo.

Desde 1992 el IRS (agencia del gobierno de EEUU que recauda impuestos) recoge anualmente información de las declaraciones de los 400 estadounidenses con mayores ingresos. En 1992, los 400 primeros tuvieron unos ingresos de casi 17 mil millones de dolares y pagaron un 29,2% de impuestos sobre esa suma. Los 400 primeros de 2008 ingresaron 91 mil millones de dólares (con una asombrosa media de 227 millones) pero la tasa que pagaron bajó al 21,5%.

Estoy hablando del impuesto federal sobre los beneficios, pero se puede asegurar que cualquier impuesto sobre la renta de los 400 es despreciable. De hecho, 88 de los 400 en 2008 declararon no tener sueldo, pero todos ellos declararon tener beneficios sobre el capital. A algunos de mis colegas puede no gustarles trabajar, pero a todos ellos les gusta invertir (entre los que me encuentro).

Conozco bien a muchos mega-ricos y son todos gente muy decente. Aman Estados Unidos y aprecian la oportunidad que este país les ha dado. Muchos han prometido dar la mayor parte de su riqueza a fines filantrópicos. A muchos no les importaría que se les pidiera pagar más impuestos, en especial cuando hay muchos conciudadanos que realmente están sufriendo.

En breve, doce miembros del Congreso iniciarán la tarea crucial de reorganizar la economía de nuestro país. Se les ha solicitado idear un plan que reduzca el déficit a 10 años en, al menos, 1,5 millones de millones de dólares (1,5 billones). Es crucial, sin embargo, que vayan mucho más allá. Los estadounidenses están perdiendo rápidamente la fe en la capacidad del Congreso para afrontar los problemas fiscales de nuestro país. Sólo una acción inmediata, real y muy sustancial puede evitar que esa duda se convierta en desesperación. Ese sentimiento puede crear su propia realidad.

El primer punto para los 12 es reducir algunas de las promesas de futuro que incluso un Estados Unidos rico no puede cumplir. Debemos guardar las grandes fortunas aquí. Después, los 12 deberán centrarse en los ingresos. Yo dejaría los impuestos del 99,7% de los contribuyentes sin cambios y reduciría un 2% el impuesto sobre la renta. Esta rebaja ayudará a los pobres y a la clase media, que necesitan cualquier ayuda que se les ofrezca.

Pero a los que ganan más de 1 millón de dólares (había 263.883 en 2009) les subiría los impuestos inmediatamente cuando superen el millón de dólares, incluyendo, por supuesto, los dividendos y los beneficios del capital. Y a los que ganan más de 10 millones de euros (en 2009 eran 8.274) sugiero una subida adicional.

A mis amigos y a mí nos ha mimado durante mucho tiempo un Congreso amigo de los multimillonarios. Es hora de que nuestro gobierno se tome en serio el sacrificio compartido.

Escrito por Warren Buffet
Publicado en el New York Times el 14 de agosto de 2011
http://www.nytimes.com/2011/08/15/opinion/stop-coddling-the-super-rich.html

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